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DESPERTAR PRIMAVERAL

A primero de Febrero ya se va notando y sintiendo el alargamiento de la luz solar, que dio comienzo en nuestro hemisferio alrededor del día 25 de Diciembre. Hemos pasado más de cuarenta días desde el despertar solar del solsticio de Invierno, y nos situamos aquí y ahora de nuevo ante otra cuarentena, marcada por la segunda luna nueva de año… o mejor dicho la luna nueva que para algunas civilizaciones como la China marcan el Año nuevo. En nuestra tradición cultural judeo cristiana esta luna nueva en Acuario señala el movimiento germinativo que sigue al despertar solar y precede a la floración primaveral.

Las fiestas que se originan en estas primicias primaverales están marcadas por el satélite lunar, que como principio femenino, se hace notar en esta época de siembra y germinación como en ninguna otra estación del año.

El carnaval se celebraba en Europa durante la semana comprendida entre el Jueves de Lardero hasta el Miércoles de Ceniza, puerta del periodo cuaresmal.

La etimología de la palabra: Carnaval, quiere decir adiós a la carne, pues ya los excesos de la cosecha y la matanza del cerdo en Otoño, iban menguando unido a los pocos frutos que disponían las huertas. Este tinte de austeridad celebrado en cierta medida con triste euforia, pasó a la Cuaresma.

El carnaval es una fiesta muy de sentir y sacar los instintos básicos, disfrazándonos de aquello que mas nos gustaría ser, así dramatizando el personaje en cuestión, realizamos una limpieza interior o catarsis beneficiosa para el cambio que viene.

El ser humano al manipular la Tierra como agricultor y pastor, le substrae continuamente algo de sus fuerzas vitales; conscientes de este “robo “, ellos, nuestros antepasados, con el empeño de atraer estas energías que aseguraban la fertilidad y la continuidad de la vida, realizaban diversos cultos para con la Tierra, y es en este contexto que se da plena justificación a estos ritos festivos tan comunes hace unos año.

Estos cultos han sido desde siempre realizados en el Sur de Europa y el Norte de África y el exclusivismo religioso sacralizó algo que ya era sagrado.

El desequilibrio de este dar o recibir a la madre Tierra, se culmina con la   “tecnología”, tan implantada hoy en día, dando paso al principio de la destrucción del planeta, pues solo nos interesa de él, lo externo y lo físico. Se institucionaliza la dominación de lo masculino a lo femenino, Sobresale la razón y la Inteligencia y empieza a morir la Sabiduría.

El Hombre deja de tener hoy en día una relación religiosa con la Tierra, aunque las fiestas, aun nos recuerdan esta anterior relación y es nuestro objetivo mostrarlo. Podemos comprobar con detalles, escudriñando un poco, como los oficios religiosos se basan todos ellos en antiguos cultos. La gente va a ellos y los observa sin entenderlos y parece que hay energías que ayudan a que esto ocurra.

Antiguamente la Ciencia, el Arte y la Religión, no estaban separados porque sin el conocimiento de lo que sucedía en el Cosmos, es difícil sobrevivir.

Observemos hoy en día estas fiestas, olvidándonos de los antiguos cultos y vivificándolas en el devenir diario. Los ritos y cultos fueron efectivos en su tiempo, hoy es necesario que comprendamos el espíritu del Universo que se mueve en la Tierra con el ritmo de las estaciones. Sacar conocimiento de todo ello, nos ayudará a trabajar anímicamente con nuevas revelaciones.

La primavera llama y pide renovación: La Tierra está en expansión, la energía anímica interiorizada del Invierno resurge … los brotes se abren, nacen hojas, flores…..

En Cuaresma al practicar en consciencia un ayuno, semiayuno, dieta, .. etc. toda la energía que no gastamos en la antieconómica digestión va a otros centros mas sutiles de percepción. La cuarentena que se computa mas o menos desde la luna nueva de Acuario hasta la luna llena de Aries es momento para darnos tiempo y espacio para ordenar desde la consciencia que somos, nuestros pensamientos, emociones y sentimientos para poder elaborar buenas semillas primaverales, que florezcan y fructifiquen en Verano y recojamos en Otoño.

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