LAS DOCE PUERTAS
En el cuerpo, ese hermoso espacio temporal y perecedero, donde lo masculino de lo razonable viola a lo femenino del sentir … En ese cuerpo sintiente como un tierno y pequeño animal …. Muchas veces despreciado, no aceptado, herido por modas agobiantes o lacerado por el bisturí transformador que lima desde fuera en olvido de la mutación elaborada desde dentro….
Tenemos doce y maravillosas puertas aptas para absorber las informaciones que nos capacitan para recordar la memoria de nuestra Identidad Original.
Solo en la cabeza ( donde desde el pensar, observar y meditar nos abrimos a la Conciencia) tenemos siete puertas y en el resto del cuerpo cinco.
Las puertas de la cabeza son invadidas continuamente sobre todo en las ciudades que es donde vive el mayor número de personas.
La contaminación acústica es sorprendente, los ruidos desagradables de obras, el tráfico .. nos anulan la sensibilidad auditiva.
Los ojos también son invadidos por cantidad de imágenes, objetos en exposición, luces de reclamo … Que decir también del olfato. Los olores tanto agradables como su opuesto abunda por todas partes.
La boca por ahora puede librarse mas o menos pues es el espacio que mas podemos observar y dirigir desde nuestra consciencia individual.
A estas alturas, nadie duda de la gran fuente de sensaciones positivas y negativas que se producen en la mayor puerta de entrada al templo. Casi todas las sensaciones corporales pasan centrándose en la boca, materializándose como dulce beso del objeto deseado.
El alimento como energía condensada entre cielo y tierra, se sutiliza
con la CONSCIENTE masticación y la INCONSCIENTE digestión en nuestro cuerpo, siendo la boca puerta de entrada.
También la boca es puerta de salida de las palabras que son la energía materializada de nuestro sentir y pensar.
En la boca confluyen las energías del cielo y de la tierra.
La lengua formada con la energía terrestre, nos brinda estados de elevación a la hora de bien-utilizar la palabra, o nos lleva a reptar por las sombras del abismo al mal-utilizarla.
La úvula-campanilla- formada por la energía del cielo, y la lengua por las de la tierra. Ambas, lengua y úvula colocadas en el vestíbulo de entrada, a modo de porteras fieles del templo, habitado por el testigo invisible a nuestros ojos….
Así daremos cuenta materialmente a la TIERRA cobijada en nuestro cuerpo de lo que entra por la boca, porque por exceso, propiciamos desequilibrios energéticos, en nosotros mismos y en el resto de humanos que forman como nosotros el Uno……Y también daremos cuenta mas sutil o anímicamente al CIELO de nuestra alma atemporal, de las palabras que por la boca salgan.
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